
Washington lleva intentando por todos los medios que Pekín no consiga crear procesadores de última generación vetándole el acceso a la tecnología necesaria. A pesar de todo, un informe alerta de que habría conseguido hacerlo
La gran triunfadora de la pandemia en Europa no fue ninguna compañía de comercio electrónico ni de envío de comida a domicilio. Fueron unos holandeses que se ‘independizaron’ de Phillips y que actúan desde hace muchos años bajo el nombre de ASML Holdings, que se han aprovechado de la sequía de semiconductores y el apetito voraz por hacer más. Son los únicos en el mundo que son capaces de construir unas máquinas que tienen el tamaño de un autobús municipal y que son imprescindibles para fabricar algo tan diminuto como el corazón del último iPhone. Lo mismo ocurre con otros chips de vanguardia empleados, entre otras cosas, para la creación de tarjetas gráficas o para los equipos de los centros de datos más modernos. Se trata de una auténtica obra de ingeniería, única e irreplicable a día de hoy, sin la cual es imposible producir los procesadores más avanzados y potentes de última generación, con garantías, gracias una técnica llamada litografía ultravioleta extrema.