
El Ryzen 5 3600 se encontró desde su lanzamiento en una situación boyante, y es que en muchos comercios lleva meses siendo la CPU más vendida del mercado. Por ejemplo, si vemos los datos del minorista alemán Mindfactory, una de las tiendas más grandes de Europa, vemos cómo el 3600 acapara el grueso de ventas de CPU y prácticamente desde su lanzamiento hay más ventas de Ryzen 5 3600 que de todas las CPU de Intel, al menos según los datos de esa tienda.
Hace unos años, el punto más interesante y común que podíamos encontrar eran los 4 núcleos y 8 hilos. Sin embargo, ahora estamos en un momento en el que podemos llegar a conseguir procesadores de 16 núcleos y 32 hilos dentro de la gama doméstica, por lo que la limitación del pasado ya no está presente.
Evidentemente, esto ha provocado que cada vez más juegos y programas aprovechen mejor los núcleos del procesador, pero no nos encontramos en una situación que justifique invertir mucho en este aspecto en la mayoría de equipos. Por eso los 6 núcleos y 12 hilos son un punto de equilibrio estupendo entre escoger algo con capacidades de futuro, pero sin excederse ni quedarse corto.
Buen rendimiento Mono núcleo y desempeño en juegos
En su salida, una de las mayores desventajas de Ryzen era su bajo rendimiento mono núcleo, propiciado por un IPC algo inferior al de Intel y unas frecuencias muy bajas. Ahora, Ryzen 3000 ha conseguido revolucionar a la plataforma AM4 en este aspecto y tenemos productos tremendamente competentes.
Precio bajo que democratiza el alto rendimiento
El precio del Ryzen 5 3600 es lo suficientemente bajo como para permitir situarlo en presupuestos por debajo de 1000 euros emparejado con gráficas del nivel de la RTX 2060 o incluso la 2060 SUPER, sin escatimar demasiado en los demás componentes.
La salida de Ryzen se caracterizó inicialmente por una diversidad de problemas de estabilidad que ocurrían con, por ejemplo, el overclocking de memorias. Ahora que estamos en la 3ª generación, la situación es muy distinta. Los controladores de memoria de las CPUs Ryzen han mejorado mucho y las BIOS de las placas base ofrecen una extensa compatibilidad. Ya resulta difícil tener problemas con el XMP que no se reproducirían en un procesador Intel.
Pues bien, además de la solidez y estabilidad de la plataforma, destaca su carácter relativamente barato. Es algo que aplica a las placas base B450, pues las nuevas B550 y X570 son bastante más caras por motivos como la compatibilidad con PCIe 4.0. Por 90-100 euros tenemos placas con VRMs verdaderamente capaces, además de conectividades correctas, y que nos sobrarán en un procesador como este.
Concretamente, lo encontramos a 190 euros en su precio normal, si bien poco a poco va bajando de precio y en algunas tiendas lo vemos ya a tan solo 170 euros. Por este nivel de precios consigue ofrecer un rendimiento todo terreno interesante.