
De un tiempo a esta parte, tanto NVIDIA como AMD y más tarde Intel tomaron una decisión crucial: no ofrecer soporte en sus nuevos drivers para los sistemas operativos que no fuesen de 64 bits. Esta decisión tiene unos matices bastante amplios, pero en el fondo lo que buscaban era un doble objetivo: forzar al usuario a pasar a Windows 10 y con ello lograr que la industria se mueva a las APIs de bajo nivel, pero ¿por qué?
Como decimos, no es un solo matiz o una sola decisión la que impulsó a esta toma de decisiones, ni mucho menos, pero las ventas sí las marca un solo factor: el ratio de rendimiento/precio.
Y es aquí donde ambas se jugaron hace pocos años el pastel a repartir entre las dos, ya que la excusa era forzar poco a poco a todos los usuarios para que adoptaran Windows 10 ante la negativa de Microsoft de portar DX12 a Windows 7 o inferiores.